
Ingenuidad perdida

La inocencia
fue violentada,
y nunca más
coronará
nuestras cabezas.
En su lugar
crecieron
raíces amargas
por dentro.

Amanecemos
arrastrando esta vida
entre pisoteadas
flores
que se marchitaron.
Hemos perdido
la ingenuidad.

El hambre,
como enemigo
silencioso,
fue creciendo
en muchas bocas.
Creímos,
pero todo fue
cubierto
por las espaldas
de los que maman
leche y miel.

Y nuestros ojos
castigados,
rastrean en vano
una moneda
que no existe más.
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